EL PREMIO NOBEL
Por: Manuel Antonio Rosas C*
Hace unas semanas recibí un pedido del flamante premio Nobel de Literatura 2010, solicitándome enviarle un plano de Piura. Encargo que cumplí con gusto porque ponía en evidencia que nuestra región siempre está presente en la imaginación y el trabajo intelectual de Mario Vargas Llosa.Hace casi 30 años estuvo en Piura, invitado por el Club Grau, para ser jurado en el Festival del Tondero y de paso investigar el origen de este baile emblemático de los piuranos que tiene un gran aporte de los negros afincados en el Alto Piura. Habló con algunos estudiosos de la costa peruana y admiró, con deleite, la interpretación que hicieron en la competencia las parejas de gente morena llegadas de la provincia de Morropón. El resultado de este reencuentro con la ciudad que lo albergó en sus años mozos fue la apreciación personal del folclor mestizo de los morropanos, sullaneros y cataquenses que hizo conocer en su programa “La torre de babel” y en un estupendo artículo publicado en “Caretas”.
Estoy seguro de que Piura jamás ha estado ausente en el alma del laureado escritor como él mismo lo ha reconocido en varias oportunidades y en distintos lugares. Una vez nos encontramos casualmente en el foyer del famoso teatro Blanquita en la ciudad de México, cuando se estaba rodando en ese país la película “Pantaleón y las visitadoras” e hicimos, junto con Patricia, su esposa, recuerdos de la lejana Piura y de aquellos años juveniles de su vida trashumante que trascurrieron entre las aulas del viejo colegio San Miguel y la recoleta plazuela de Ignacio Merino. Fue en Piura donde sintió por primera vez el duendecillo de la literatura y también donde comenzó a contar cuentos. El estreno, en el desaparecido cine Variedades, de su primera obra de teatro “La huida del inca” interpretada por un grupo de sus compañeros del colegio es su primer paso como dramaturgo. Su breve presencia como cronista en el diario “La Industria”, de la familia Cerro, es el comienzo de su actividad periodística que tan magistralmente ha continuado en las páginas de los más importantes diarios de todo el mundo. En la ciudad de la arena blanca y los algarrobos verdes, en este mismo año piurano, entra al galope la política en su vida cuando, por primera vez toma conciencia de que el Perú es “un país de feroces contrastes, de millones de gentes pobres y de apenas un puñado de peruanos que vivían confortablemente”. Así lo deja consignado en “El pez en el agua”.
Las dos viejas casas donde vivió Vargas Llosa, en los casi dos años de permanencia en Piura, han desaparecido bajo el golpe de la picota que todo lo ha destruido en aquella primera ciudad fundada por Pizarro en el mundo andino que ahora ha perdido casi todo su patrimonio monumental. Quedan en pie, añosas y tristes, las aulas del antiguo colegio San Miguel que según se anuncia reconstruido por el nuevo gobierno regional será la sede de la Dirección Regional de Cultura de Piura. Gran edificio de adobe donde seguramente se contará, una vez remozado, con espacios dedicados a recordar el paso de tantos ex alumnos ilustres.
Vargas Llosa recuerda y evoca, con sincera nostalgia, esos años juveniles pasados en Piura y afirma que si se le permitiera revivir un año de su vida escogería el año que pasó en la tierra de Grau, en casa de sus tíos Lucho y Olga, estudiando el quinto año de secundaria en San Miguel con estudiantes de todos los barrios tradicionales, como el de la Mangachería o el de la Gallinacera. Las lecciones de su maestro de Literatura, don Carlos Robles Rázuri, le abrieron la trocha con la poesía de San Juan de la Cruz y los literatos españoles del Siglo de Oro, así como con el sabroso ensayo de Azorín sobre la “Ruta de Don Quijote”. El cariño por la generosa y acogedora tierra piurana lo ató para siempre a ella. En “La Casa Verde” revive estos recuerdos de la apacible y desprejuiciada vida provinciana de los piuranos, en la década del 50, con toda la intensidad de su sabrosa riqueza iconográfica.
En estos momentos cuando muchas ciudades se disputan el honor de haber acogido a Mario Vargas Llosa en alguna de sus largas permanencias errantes por trabajo y estudio, estoy seguro que ninguna como Piura tendrá para él tanta significación. Si bien Arequipa tiene el orgullo de haberlo visto nacer, San Miguel de Piura lo vio iniciarse como escritor, dramaturgo, periodista y político. Ello es bastante para que este genial escritor nunca se olvide de sus años piuranos.
(*) Patronato De Cultura de Piura
MÁS:
Vargas Llosa y su pasión por Piura- El Tiempo de Piura
Zavalita también celebra el Nobel
Mario Vargas Llosa: resistencia, rebelión y derrota del ser humano
No hay comentarios:
Publicar un comentario