martes, 8 de septiembre de 2009


Patricia Llosa Urquidi : El Detalle de Mario

Visión Amenidades (Lima), 20 de octubre de 1985
Cómo vivir con un famoso:
Entrevista a la esposa de Mario Vargas Llosa
(Mis agradecimientos a Luis Pastor Rodríguez y a Max Silva Tuesta, en cuyos archivos sobre Vargas Llosa encontré esta entrevista)

Entrevista: Aury Tang
Fotos: César Cox


SE CONOCIERON CUANDO ÉL ESTUDIABA LA SECUNDARIA EN PIURA Y ELLA ESTABA EN EL KINDERGARTEN. AÑOS DESPUÉS ABANDONÓ SUS ESTUDIOS DE LITERATURA EN LA SORBONA PARA SEGUIRLO...


En su apacible casa barranquina nos recibe Patricia Llosa con aquella cordialidad de mujer ordenada, detallista hasta el extremo y ese aspecto de señora-señora. Hace unas horas había vivido momentos tensos a la espera de las noticias del Nobel de literatura donde Mario Vargas Llosa era un fuerte candidato y lamentablemente no se dio. Patricia sabe que aún es temprano para ese galardón, que hay que seguir perseverando en esa pasión de las letras y ediciones, que su fidelidad no puede desmayar en el rigor de secretaria, consejera y esposa, y así nos abre las puertas de su hogar, de aquella intimidad pocas veces revelada, de aquel emocionante misterio defendido contra viento y marea, el misterio del escritor llamado Mario Vargas Llosa. Como dicen: detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.


Patricia en la casa de Barranco, en una foto que aparece en esta entrevista. En el fondo, puede verse parte del cuadro de Fernando de Szyszlo Camino a Mendieta 10 (1977) que forma parte de una novela de Mario, Elogio de la madrastra (1988).


Ser la esposa del escritor peruano de mayor renombre sigue siendo una enorme responsabilidad para Patricia Llosa, quien además tiene sobre sus hombros la organización de toda una empresa que es Mario Vargas Llosa.

Recopilar, archivar, reubicar libros, artículos, revistas, atender citas y mensajes y también ordenar las comidas de su familia es una tarea que se propuso hace veinte años y de la que no se arrepiente, aunque confiesa que no es nada fácil, sobre todo cuando, quién sabe por qué circunstancias, con los años se ha convertido en una maniática del orden.

-Como asistente de Vargas Llosa tienes fama de ser un ogro. ¿A qué crees que se deba?
-Es una fama injusta. Muchas veces hay gente que pide una cita y no se la puedo conceder inmediatamente porque Mario es una persona muy ocupada, de ahí la fama. Aparentemente, yo tomo la decisión pero no es así, siempre es Mario el que decide finalmente, pero como yo pongo la cara, yo soy la que contesto la llamada, no saben que detrás de la cortina está él.

-¿Y cómo se complementan tus tareas de ama de casa y la literatura, son acaso incompatibles?
-En el primer año de matrimonio, durante nuestra permanencia en Francia, estudié literatura en la Sorbona y también seguí algunos cursos libres de Historia del Arte, pero no pude continuar porque en aquella época andábamos saltando de lado a lado, de país en país. Mario dice que yo tengo una vocación frustrada de médica, y a lo mejor tiene razón, porque siento un enorme entusiasmo por la medicina. Soy ama de casa y buena madre de familia, pero me fascina la literatura. No hay problema.

-¿Y cómo se desdoblan las etapas de tu vida cotidiana, por ejemplo quién ve el aspecto económico?
-Bueno, yo administro la parte económica. Mario es un hombre que no puede estar sin escribir; te imaginarás que no le queda tiempo para nada. Yo como asistenta, organizo la vida doméstiva, preparo la administración de las actividades profesionales y cuido los detalles de la casa. Me encanta la decoración, yo misma inspiré estos ambientes. [Se refiere a la casa de Barranco, que fue derribada en 1995, y sobre la que se construyó un edificio de seis pisos de los cuales los dos últimos pertenecen a los Vargas Llosa.]

-¿Y cuando están en el extranjero, se darán un tiempo para pasear y divertirse...?
-No creas, todos los viajes que hacemos son por razones de trabajo. A Mario le falta tiempo para cumplir sus actividades y yo actúo como una eficiente secretaria. En esas tareas ya tenemos veinte años. Aunque claro, el ritmo en el extranjero no es intenso en vista de que no hay que ordenar la cocina ni la ropa, pero sinceramente yo prefiero la paz de la casa.

CON ALERGIA NASAL
Patricia Llosa habla con un encanto especial. El buen gusto se nota por los cuatro costados de la casa y ella es culpable de este detalle. Con el trabajo paciente de ordenar todo lo que llegue a sus manos y esté impreso adquirió una alergia al polvillo de los documentos guardados, pero eso no es óbice para que todo esté en el lugar que le corresponde y de eso Patricia se siente orgullosa.

-Pasemos al plano de la literatura. ¿Ustedes discuten sobre la obra que Mario escribe; tiene algún poder tu sugerencia?
-Mira, mis gustos literarios coinciden con los de Mario. A mí me encantan los escritores franceses, comenzando con Flaubert y tú sabes que Mario escribió un importante libro sobre este autor. En otros aspectos, yo comento temas que me parecen importantes que observo en la calle, en las tiendas, en el extranjero y muchas veces Mario se entusiasma. El del genio es él, eso me hace feliz. A veces hablamos sobre los escritores latinoamericanos pero nunca peleamos."

Dentro de toda la novelística de tu esposo, ¿cuál crees que es su libro más importante?
—Yo andaba cautiva con La Casa Verde, creía que era un libro insuperable, pero ya ves, Mario terminó La guerra del fin del mundo y ahora estoy en una verdadera encrucijada. La Casa Verde es un gran momento de Mario, estructuralmente innova todo un tipo de literatura pero en Guerra hay ya la totalidad, en él se resumen la historia, la investigación, la escritura en un plano supremo y trama que es manejada de forma totalmente sorpresiva...

—¿Crees que tú has inspirado algún personaje de su obra?
—No especialmente, Mario se nutre de todo lo que lo rodea y de anécdotas que le han contado. Ahora, a veces, encuentro pequeños detalles con los que me identifico. Por ejemplo, en su última obra hay un personaje que estornuda todo el tiempo y a lo mejor mi alergia nasal lo inspiró.

Supongo que muchas mujeres envidian tu situación al lado de un escritor tan renombrado.
—Es probable, pero te digo una cosa, Mario es un hombre complejo, obsecado, a veces muy hermético. Llegar a comprendernos no fue una tarea fácil; yo tengo un carácter fuerte y él también. Te imaginarás la cantidad de entredichos que han pasado. Por otro lado, es cierto que he tenido muchas satisfacciones, eso es lo más importante, el haber conocido tanta gente y tantos lugares gracias a Mario, eso me hace muy feliz, pero yo sigo siendo Patricia Llosa y el Mario Vargas...

-¿Cuáles son los defectos y por supuesto las virtudes de Mario?
—Bien, Mario es una persona exigente y alterada cuando lo que quiere no se cumple. Es posesivo, lo suyo es suyo y de nadie más y es muy trabajador y meticuloso. Por cierto, es cariñosísimo, amable, educado. Con sus hijos, es un amor, los engríe pero también los vigila al centímetro. Sobre todo, es un buen padre.

UN PADRE INFLEXIBLEY Mario está escribiendo en su estudio. Estamos justo en el momerto que trabaja en un próximo libro y a esa hora nadie lo puede molestar. Patricia sabe guardar esos secretos y nos sigue hablando de aquella exagerada vida del novelista...

Lo peor que le puede suceder a un escritor como él es que sus hijos no sientan inquietud por la lectura. ¿Ustedes han tenido problemas de este tipo con alguno de sus tres hijos?
—¡Ah! en eso Mario ha sido implacable, inflexible. A los dos varones, a Gonzalo y a Álvaro los obligaba a leer desde muy pequeños, los encerraba con él en época de playa y vacaciones una o dos horas. Los hacía leer mientras él trabajaba en su escritorio. Mario siempre pensó que con las amistades o en el colegio los chicos no iban a desarrollar ningún interés o muy poco por la lectura, por eso les exigía mucho. Morgana, nuestra última hija, nos preocupa mucho porque no siente mayor inclinación por la lectura, es el dolor de cabeza de Mario.

—¿Y en asuntos domésticos, Mario es muy exigente con las comidas?
—Lo fue. Su madre me contaba qüe hasta los 18 años sólo comía bisteck con arroz y huevo frito, nada más que eso y leche en cantidades, para suerte de él. Sus gustos fueron cambiando con el matrimonio y todo lo contrario que se pueda imaginar de él, en Europa, por ejemplo, prefería un plato de tacu tacu, siempre con huevo frito a cualquier otro potaje, con lo que trae abajo toda la imagen de exquisito gourmet que se le pueda haber atribuido.

© Augusto Wong Campos, 2008. Yahoo! Geocities Inc.
 

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