martes, 8 de septiembre de 2009


Vargas Llosa en tiempos de dictadura de nuevo estilo

Dinosaurio en tiempos difíciles
(1991-2002)
 

1991 y 1992 son años en los que Mario no publica ningún material nuevo. En diciembre de 1990, y en Estados Unidos exclusivamente, aparece publicado por la Universidad de Syracusa un compendio de conferencias dadas en esta universidad en 1988. En 1991, otro compendio, esta vez de sus ensayos dedicados a la novela de Joanot Martorell, bajo el título Carta de batalla por Tirant lo Blanc (Seix Barral, 1991). Este año también se encarga de dictar un curso sobre Arguedas para estudiantes de postgrado en la Florida International University de Miami, en la cátedra Edna Gene y Jordan Davidson. Recordaría esta experiencia al escribir el prólogo a La utopía arcaica (1996): "Volví a dar un apretado seminario sobre Arguedas [después del que dio en Cambridge en 1977-1978] [...] el primer trimestre de 1991, para un puñado entusiasta y casi exclusivamente femenino de estudiantes graduados, lo que me obligó a releer toda su obra de ficción y a tomar contacto con buena parte de la bibliografía crítica sobre él, que había crecido cancerosamente en los ochenta, a medida que sus cuentos y novelas encontraban un público receptivo en centros académicos del mundo entero."

En 1992, es Profesor invitado de la cátedra John F. Kennedy en la Universidad de Harvard, para el semestre de otoño 1992-1993. Dicta dos cursos, uno sobre Literatura Hispanoamericana y otro sobre novelas de caballerías. El primero, se concentró en el conjunto de la obra de Arguedas, ("aunque seguían el curso algunos estudiantes norteamericanos, la mayoría eran de América Latina, sobre todo de México, y fue estimulante trabajar con ellos por su participación en las clases y su exigencia intelectual"); el segundo curso trató sobre el Tirant lo Blanc de Martorell.

Una de las páginas dedicadas a Mario, mvargasllosa.com, anota también que este año "Ediciones Flohic (Francia) publica, en la colección Museos Secretos, su ensayo sobre George Grosz Un hombre triste y feroz." Mario había escrito en el pasado artículos sobre pintores como Fernando Botero y Fernando de Szyszlo, pero es en esta década sobre todo cuando sus columnas de "Piedra de toque" tienen como tema recurrente la pintura. Una prueba de ello es que varias de las columnas recopiladas en El lenguaje de la pasión (2001) tratan sobre Frida Kahlo, Vermeer, entre otros, teniendo todas ellas en común el interés de Mario por el nacimiento y la permanencia de una vocación.

En el aspecto social, el 5 de abril de 1992 el presidente peruano Alberto Fujimori da un autogolpe de Estado, un evento que marca el fin del distanciamiento político que Mario había tenido con respecto al Perú. El autogolpe se reveló poco más tarde como una figura política hecha con la intención de introducir una cúpula militar a cogobernar el país (junto con Fujimori y su "asesor" Vladimiro Montesinos). Desde entonces, Mario critica fuertemente el régimen autoritario, al que, debido a sus mutaciones de apariencia civil, califica de modelo de dictadura del siglo XXI.

Los choques con la política peruana lo llevaron a pedir la nacionalidad española —lo que lo hizo tener doble nacionalidad— en marzo de 1993. El autor explicó esto en una entrevista televisiva, en Lima, en mayo del 2000: "Nunca he renunciado a la nacionalidad peruana, yo soy un peruano, que tiene además un pasaporte peruano, pero que en un momento dado efectivamente pidió la doble nacionalidad por una razón práctica, porque había en el Perú una situación para mí dificilísima que podía desembocar en que me privaran de la nacionalidad. El general Hermoza Ríos [hoy preso en San Jorge, cárcel limeña] pronunció un discurso declarando que yo era un traidor a la patria, diciendo que yo era un peruano por accidente de la geografía... lo cual daba a entender que él era peruano por decisión personal del Ser Supremo. Pero aparte de la payasada esa había allí entre los parlamentarios fujimoristas todo un movimiento para aprobar una resolución quitándome la nacionalidad lo que me hubiera dejado convertido en un paria. (...) Hay un acuerdo del siglo pasado [el 16 de mayo de 1959] que permite que españoles y peruanos tengan la doble nacionalidad. Si yo hubiera salido presidente del Perú yo hubiera gestionado esos acuerdos con muchos países para que los peruanos pudieran ser, al mismo tiempo que eran peruanos, de otros países que pudieran convenir en un momento determinado a sus estudios, a sus profesiones, como ocurre hoy día en el mundo cada vez más. En Europa, hoy día, un español,
un francés en cierta forma es un inglés, es un italiano porque pertenece a esa comunidad. Yo estoy muy agradecido al gobierno español que nos diera a mí y a mi familia esa doble nacionalidad que ya nos puso a salvo de ese tipo de acciones terroristas de Estado que son privar de la nacionalidad a una persona para hacerle daño."


La página mvargasllosa.com precisa que "el autor será ciudadano español mientras se encuentre en España y peruano en el Perú."

1993 inicia un año de varias publicaciones. Sus memorias El pez en el agua agitan el ambiente intelectual y político peruano; sobre todo, es uno de los grandes libros de Vargas Llosa, revelando eventos de sus años en el Perú, desde su nacimiento hasta su partida a París en 1959, e intercalando capítulos detallados sobre su experiencia en la campaña presidencial. (El libro es, además, y junto con la obra teatral de este año, el último que publica con Seix Barral, su casa editorial desde que empezara su carrera 30 años antes.) La obra teatral El loco de los balcones se estrena en Londres, en inglés; aunque estaba planeada estrenarse ese mismo año en Lima, la situación política adversa a Mario hace esto imposible (como ha revelado Alonso Alegría, quien iba a dirigirla y quien finalmente la dirigió en la Alianza Francesa de Lima diez años después, el 2003). Esta pieza está entre las obras de menor valor que ha escrito Mario; aunque no pésima como la obra teatral que escribió García Márquez, su acogida ha sido siempre baja, considerando que su estreno en Lima apenas duró un mes. La novela Lituma en los Andes obtiene el Premio Planeta y es publicada con un tiraje extraordinario; es más, la Editorial Planeta aún mantiene los derechos exclusivos de publicación, por lo cual cuando en 1997 Alfaguara compró los derechos de todas las novelas de Mario, no pudo reeditarla en una "edición definitiva" como sí ha procedido con las otras.

En 1993, tras haber sido Profesor invitado en la Universidad de Princeton para el semestre de primavera (donde dicta un curso sobre Literatura Hispanoamericana), en 1994 es el primer invitado en el programa "Distinguished writer in residence" de la Universidad Georgetown, Washington, para el semestre de primavera, donde dicta un seminario sobre Julio Cortázar y un curso sobre Literatura Fantástica Hispanoamericana. Además, en noviembre de 1992 Mario había escrito un largo ensayo sobre la obra de Cortázar, en la que también rememoraba sus encuentros plenos de afecto y amistad, titulado "La trompeta de Deyá". Fue publicado en la revista "Vuelta" en febrero del 93, y figura además como prólogo a los "Cuentos completos" de Cortázar editados por Alfaguara. Y algo más: entre los tres tomos de la "Correspondencia" escrita por Cortázar (Alfaguara, 2002), se encuentra una decena de cartas escritas a Mario.

1994 tiene como evento la presentación de un libro recopilatorio de algunas de sus columnas del periodo 1990-1994, titulado Desafíos a la libertad.

En 1995 es elegido Miembro de la Real Academia Española, siendo el primer latinoamericano del siglo XX en ocupar un sillón de la Academia gracias a su doble nacionalidad. El año siguiente es incorporado en una ceremonia realizada en Madrid, con la asistencia de los Reyes de España. Mario lee un discurso centrado en Azorín.

Una nueva obra teatral aparece representada en Lima y Londres, en 1996: Ojos bonitos, cuadros feos. Por primera vez, se traducen al inglés artículos tomados de los tomos de Contra viento y marea bajo el título de Making waves (la página mvargasllosa.com señala que, en 1998, "el Círculo Nacional de Críticos de Libros de Estados Unidos le concede el Premio Nacional por su libro de ensayos Making Waves; es el primer extranjero en obtener este galardón"), y el ensayo La utopía arcaica: José María Arguedas y las ficciones del indigenismo (1996) aparece publicado por el Fondo de Cultura Económica.

Como Mario indica en el prólogo, es una experiencia de larga data, desarrollada a lo largo de seminarios realizados en Cambridge (1977-1978), la Universidad Internacional de Florida (1991) y Harvard (1992). El libro, además, se lo debe "a una antigua y querida amiga, la poetisa Blanca Varela, cuya insistencia para que colaborara con un volumen en la colección que dirige en la subsidiaria del Perú del Fondo de Cultura Económica acabó por animarme a volcar en un libro orgánico el sinfín de ideas y emociones encontradas que jalona mi relación de tantos años con la obra y la vida de José María Arguedas y con la tierra que a ambos nos tocó."

La Editorial Alfaguara, al conseguir los derechos exclusivos de publicación de las novelas de Mario al español, empieza su colección con Los cuadernos de don Rigoberto, una especie de continuación a Elogio de la madrastra. Para promocionarla, Mario viaja a Buenos Aires, Bogotá, Cartagena, Lima, Madrid y Roma. A Lima regresaba después de 7 años, y lo hizo especialmente invitado por la Universidad de Lima, que le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Como un acto de aprecio hacia esta universidad, que realizó con esto un acto audaz (el autor había sido objeto de una campaña de desprestigio durante los años noventa de parte del gobierno fujimorista), Mario ha presentado sus siguientes novelas en este claustro.

Al no tener ningún contrato en especial con editorial alguna respecto a sus ensayos, publica con la editorial Ariel de Buenos Aires Cartas a un novelista, que en ediciones posteriores (casi inmediatas) en el resto de Latinoamérica y Madrid, pasaría al título más apropiado de Cartas a un joven novelista. Este mismo año, la Universidad Menéndez y Pelayo de Santander lo invita a dictar un curso magistral sobre Teoría y práctica de la novela.

Entre 1997 y 1999, se dedica a plenitud a un nuevo proyecto novelesco, ambientado en la República Dominicana: La Fiesta del Chivo. El proyecto viene de 1975, cuando estuvo en este país filmando la versión cinematográfica de Pantaleón y las visitadoras. La novela tiene un inmenso éxito cuando se publica en mayo del 2000.

El nuevo año 2000 lo recibe en París junto con su familia, y empieza una nueva novela: un proyecto que viene de sus años universitarios, cuando leyó Peregrinaciones de una paria, de Flora Tristán, y que había emprendido durante un tiempo a mediados de la década del ochenta. Durante sus lecturas sobre el personaje, se encuentra con la posibilidad de hacer un paralelo con la vida del nieto de la Tristán, el pintor Paul Gauguin. Los siguientes años visitaría los escenarios por los que ambos transitaron; además de París, Lyon, Auxerre, Londres, y otras ciudades de Europa, Mario visita Haití y las Islas Marquesas, donde Gauguin pasó sus últimos años. Estos viajes son registrados por la cámara de su hija Morgana, hoy una fotógrafa profesional. La novela de Mario, titulada El Paraíso en la otra esquina, es terminada a mediados del 2002 y es publicada en marzo del 2003 por Alfaguara, al mismo tiempo que aparece un libro con el relato y las fotos del viaje escenográfico elaborados por Morgana, titulado Las fotos del Paraíso. Este nuevo libro de Mario es recibido sin el entusiasmo de su anterior novela, pero es un éxito de ventas.
Sus actividades como Jurado son periódicas. Lo es del Premio Miguel de Cervantes 1998 y 1999, y en setiembre del 2004 se ha comprometido para ser el Presidente del Jurado del Festival de Cine de San Sebastián. (En 1986 había presidido el Festival de Cannes.) El 2004, también, es muy probable que se publique un ensayo sobre la gestación de Los miserables de Victor Hugo, titulado La tentación de lo imposible. Este libro estaba entre los proyectos de Mario desde 1983, cuando releyó la obra maestra de Hugo para escribirle un prólogo (que tituló "El último clásico"). Este prólogo, ligeramente corregido, fue leído por el mismo Mario en la Alianza Francesa de Lima el 2001. Este proyecto, además, aparece entre la lista de cosas por hacer que enumera en El pez en el agua, y por fin está listo.

ALGO MÁS SOBRE ESTE PERIODO:El 2002, en una columna de su "Piedra de toque", Mario dedicó unos párrafos a su madre, que además pueden explicar (aunque no lo diga) el que Mario tenga la doble nacionalidad. La madre de Mario, Dora Llosa, falleció en 1995:

«Mi madre (...) fue (...), por unos años, trabajadora informal en un taller de confecciones de Los Angeles, donde mis padres vivieron cerca de treinta años. Lo supe bastante después, cuando ella ya había dejado ese trabajo. No me lo contó entonces, ni lo supo nadie de la familia en el Perú, porque, sin duda, la avergonzaba que, habiendo nacido en una familia "bien" de Arequipa, se dijera que había terminado trabajando de obrera clandestina en California, rodeada de mexicanas y puertorriqueñas. Sin embargo, años después, recordaba con orgullo esa experiencia. Ella, a quien habían criado para que se casara y fuera sólo una ama de casa, tuvo que aprender a trabajar con sus manos cuando ya echaba canas, en una máquina que al principio le magullaba los dedos, y levantarse a las cinco de la madrugada para llegar a la fábrica antes que sonara el pito, porque la operaria que llegaba tarde perdía la jornada. En ese taller hizo excelentes amistades, todas hispanics, como ella, a las que siempre recordaría con gratitud y cariño, empezando por don Lolo y su esposa, unos borinqueños de corazón de oro. De algún modo, esa experiencia fue central en su vida, a juzgar por lo que ocurrió con mi madre a la muerte de mi padre. Yo siempre creí que detestaba Estados Unidos, y que los treinta años que vivió en Los Angeles habían sido un sacrificio que se impuso por lealtad a mi padre y que había alentado siempre la ilusión de poder retornar un día a vivir al Perú. Sin embargo, para sorpresa mía y de toda la familia, al fallecer mi padre tomó la decisión de quedarse viviendo sola en Los Angeles. No hubo argumentos que la hicieran desistir de esa idea, que a todos nos pareció descabellada. ¿Cómo iba a sobrevivir, allá, sola, una mujer tan desvalida? Pues sobrevivió, y, antes de regresar definitivamente al Perú, cuando ya los quebrantos de salud no le permitían seguir viviendo sola, dio un paso más, que dejó a toda la familia con la boca abierta: se nacionalizó ciudadana estadounidense, aprendiéndose la Constitución de memoria y aprobando el examen.

Era algo que mi padre nunca había querido hacer, él que admiraba los Estados Unidos por encima de todas las cosas. ¿Por qué lo hizo? Nunca me dio una explicación muy precisa, porque acaso tampoco fue algo que decidió a través de un lúcido razonamiento. Fue, más bien, un impulso, un gesto, un acto simbólico. "Bueno, después de todo, viví allá treinta años", decía. "Y, aunque resultó difícil al principio, ¿cómo no encariñarse con un país donde se ha pasado media vida?"

Así ocurre casi siempre. Esos forasteros indeseables suelen echar raíces y establecer vínculos muy fuertes con la tierra que les hizo sudar la gota gorda y pagar lo que en la Edad Media llamaban el derecho de ciudad. Yo, desde luego, me siento muy orgulloso de que las manos inexpertas de mi madre hayan contribuido a vestir de resistentes pantalones, camisas y vestidos al pueblo norteamericano.»


CITA DE UN ARTÍCULO de Mario Vargas Llosa sobre el liberalismo, doctrina política en la que cree Mario desde los años 80, y sobre la que ha escrito constantemente en su columna "Piedra de toque" durante la década de los 90.

Tomado de ¿La Hora del Fascismo? (2 de mayo del 2002):
"El liberalismo no es sólo, según lo caricaturizan sus detractores, la defensa de la libertad de mercados; es, fundamentalmente, la defensa del Estado de Derecho, del pluralismo político, de la libertad de opinión y de crítica, de los derechos humanos, de la soberanía individual. Es decir, de lo que constituye la esencia misma de la democracia. Y, por eso, todas las fuerzas del arco iris político que sostienen una sociedad democrática, del conservadurismo al socialismo, pasando por la democracia cristiana, el radicalismo y la social democracia, han compartido siempre, por debajo de sus diferencias, un común denominador liberal. En sus sistemáticos ataques encaminados a la demolición del liberalismo como fuente de todos los males sociales y en su rechazo sectario de la mundialización, la izquierda ha contribuido a fabricar el Golem nacionalista y antidemocrático que se llama Le Pen, el fascismo de nuestros días.

La prédica contra el `neoliberalismo' no ha traído un resurgimiento del marxismo, sino del fascismo, dos ideologías que, por lo demás, como mostró Hayek en Caminos de servidumbre, están bastante más cerca de lo que parece. Pues ambas tienen, en común, el desprecio de la cultura de la libertad, y de las instituciones democráticas, así como la religión del Estado todopoderoso y vertical convertido en panacea para todos los males de la sociedad.

Los países donde el socialismo ha sido capaz de modernizarse e impregnarse de liberalismo, como en Inglaterra, y, en cierto modo, España y Alemania, no han experimentado este brote acelerado de movimientos neofascistas, y, en todo caso, han podido conjurarlo a tiempo. En cambio, donde la izquierda se ha enquistado en el anacronismo nacionalista para combatir, como el enemigo número uno, la internacionalización de la vida, esa manifestación radical del nacionalismo, inseparable de la xenofobia y el racismo, que es el fascismo, ha comenzado a levantar cabeza y echar raíces populares. Ojalá la izquierda francesa y sus congéneres en el resto del mundo aprovechen esta dura lección y se modernicen de una vez."


CITA DE UN ARTÍCULO de Mario Vargas Llosa sobre la globalización y la democracia.
Tomado de La Tortuga y la Liebre (30 de mayo del 2002):
"El aspecto fundamental de la globalización no es el entramado mundial de los mercados, sino el avance de la legalidad y la libertad por todo el mundo, al mismo tiempo que el comercio, algo que sólo el sistema democrático garantiza. El desarrollo, entendido en términos estrictamente económicos, es un espejismo precario. Lo importante es que, con la economía, crezcan también la libertad, el respeto a los derechos humanos, la soberanía individual, las oportunidades de trabajo y superación, así como la protección jurídica. Si se disocia el desarrollo de esos otros aspectos de la civilización resulta difícil entender por qué los planes económicos no suelen dar los resultados previstos. Es la falta de democracia lo que frustra en la mayoría de los casos estos planes y los desnaturaliza, privándolos de esa `transparencia' que con justicia reclama el profesor Stiglitz, y facilitando, a su amparo, los tráficos mercantilistas y la corrupción. No es menos sino más globalización en el campo de la democracia lo que hace falta para que la lucha contra el hambre y el atraso sea efectiva y durable.

El exclusivo crecimiento económico no supone en modo alguno un progreso para el conjunto de una sociedad. El profesor Stiglitz es un entusiasta del modelo chino, que le parece muy superior al ruso. Atendiendo sólo a las estadísticas, tiene razón. Pero ¿es un buen ejemplo para el mundo subdesarrollado el de una dictadura vertical que liberaliza la economía y abre mercados a la vez que mantiene un sistema totalitario y policial en el que está prohibida cualquier forma de disidencia y donde, por ejemplo, adherir a una iglesia puede enviar a una persona a la cárcel? Yo creo que alabar semejante modelo es enviar al Tercer Mundo una señal equivocada y peligrosa, que parece corroborar los argumentos de quienes, por ejemplo, en América Latina, justificaron las dictaduras militares desarrollistas con el argumento de que el continente aún no estaba preparado para la democracia, que ésta vendría sólo como una secuela del desarrollo económico impulsado por un régimen autoritario. La realidad ha mostrado la falacia esencial de semejante razonamiento.

Los gobiernos democráticos se han defendido mejor que los autoritarios contra los consejos equivocados o las imposiciones absurdas del FMI, según se desprende de algunos ejemplos que ofrece el profesor Stiglitz. Es el caso de Polonia, muy bien explicado en su libro. En vez de optar por la `terapia de choque' (el de la liebre) que recomendaba el FMI, el Gobierno polaco eligió el `gradualismo' (el de la tortuga) y privatizó el sector público de manera cautelosa, asegurándose que, antes, estuviera bien establecido un sistema legal de respeto a los contratos y a la propiedad. El resultado fue infinitamente más exitoso que el de Rusia o la República Checa y el costo social de la transición hacia la economía de mercado mucho menor. Hay muchos otros ejemplos de países que se han modernizado sin utilizar las muletas del FMI y que hubiera sido útil que figurasen en El malestar en la globalización, como un saludable contraste con los fracasos que el libro enumera. En Europa, sin duda, el caso estrella es el de España. Y, en América Latina, el de Chile, donde, sin entrar en una confrontación abierta con las políticas del FMI pero guardando ante ellas una prudente independencia, desde que la democracia sucedió a la dictadura de Pinochet el país ha venido creciendo de manera sostenida y sorteando mucho mejor que el resto del continente todas las recesiones y crisis económicas internacionales."


© Augusto Wong Campos, 2004. Yahoo! Geocities Inc.

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