domingo, 8 de abril de 2012


Mario Vargas Llosa: “Desde que tengo uso de razón, todas las dictaduras yo las he combatido”



Paola Ugaz.
01 de abril de 2012
El pasado 28 de marzo, el Nobel de LiteraturaMario Vargas Llosa, celebró su cumpleaños número 76 en su tierra natal, Arequipa; lo celebró en olor de multitud y anunciando el regalo de uno de los objetos más preciados en su vida: su colección de cerca de 30 mil ejemplares dispersa en sus bibliotecas de Lima, Madrid y París.
A la Ciudad Blanca lo acompañó toda la familia: su esposa Patricia, sus hijos Álvaro y Morgana con sus parejas y sus hijos. Solo faltó Gonzalo, aunque estuvieron sus hijas en su representación.
Este 11 de abril Vargas Llosa presentará en Madrid, su último libro, un ensayo titulado "La civilización del espectáculo" en el que reflexiona sobre la importancia de la cultura en la humanidad y el riesgo que pende sobre ella, que al volverla digerible y entretenida se vuelva un producto frívolo y banal.Entre los planes del prolífico intelectual peruano, antes de que cumpla 80 años y no se vuelva "un viejo gagá" (como se califica), está la redacción de la segunda parte de sus memorias plasmada en “El pez en el agua“ y de la adaptación teatral de Bocaccio,  así como la elaboración de reportajes como los que hizo sobre Irak, Palestina y el Congo.
Conocido por su resistencia a las nuevas tecnologías, Vargas Llosa usa su computadora como una máquina de escribir, salvo cuando quiere buscar información; se siente “bastante ajeno del Internet“ y se aferra al papel a la hora de la lectura, pues considera de modo pesimista que el "e-book" puede significar el empobrecimiento de la literatura.
En entrevista con La República, el escritor, periodista y actual garante del gobierno de Ollanta Humala, reflexiona sobre las elites políticas, el autogolpe del 5 de abril, el fascismo peruano, la necesidad de un Estado laico, y del deber moral de los peruanos hacia las víctimas del reciente conflicto interno que ensangrentó el país.
Al mirar hacia atrás, ¿se le ocurre alguna frase que puede resumir su prolífica vida?
Tal vez el título de una colección de ensayos que yo publiqué que es “Contra viento y marea“, si hay algo que caracteriza mi vida es que en muchas circunstancias he tenido que nadar contra la corriente porque no me conformaba con una situación familiar, política o cultural. Ha sido una constante en mi vida y una de las cosas que me ha mantenido vivo hasta hoy.
Hace un año, desde Argentina anunció su voto por Ollanta Humala, ¿cuál es su reflexión luego de tomada esa decisión?
Fue una decisión absolutamente acertada, creo que Ollanta Humala ha respetado escrupulosamente la hoja de ruta a la que se comprometió con los peruanos en San Marcos, y que incluso ha ido un poco más allá, él está respetando no solo las instituciones democráticas, sino que ha asumido como un ingrediente central a su gobierno, el apoyo a la inversión, mantener una economía abierta para que el mundo venga aquí y para que el Perú salga al encuentro del mundo, sin renunciar a la inclusión social, que es un principio de solidaridad y de humanidad que sigue siendo como el norte de su política.
Humala tiene muy claro que para que la inclusión social sea efectiva, debe haber creación de riqueza, de empleo. Es un verdadero estadista, democrático, con mucha sensibilidad social y al mismo tiempo muy consciente de que la ideología que algún momento lo tentó podía ser un obstáculo enorme para conseguir ese desarrollo.
¿Qué opina de la Primera Dama, Nadine Heredia?
Tengo una gran simpatía y un gran cariño por Nadine Heredia, a quien están atacando de una manera muy injusta porque yo creo que está colaborando muy eficiente y muy eficazmente con la labor del presidente, acercándose constantemente al pueblo, a la gente más humilde y más necesitada con un mensaje de optimismo y de esperanza.
Nosotros no hemos tenido una Primera Dama que esté cumpliendo su misión con tanto talento y con tanta simpatía, sin violentar, sin trasgredir en lo mas mínimo los límites entre los cuales se mueve la esposa del Presidente de la República.
No entiendo los ataques que recibe, creo que se deben mucho más a la envidia, a la emulación, a extraños complejos, y también a ese prurito de sabotear lo que está bien en el Perú de una minoría muy identificada con la dictadura de Fujimori y que no se resiste a aceptar la derrota que le infligió el pueblo peruano en las últimas elecciones.
¿Qué opina del caso del hermano problema, Antauro Humala?
Vivimos en una cultura que está depravada por la necesidad del espectáculo y el escándalo y un caso como el de Antauro Humala, que debía ocupar una porción insignificante en la prensa, pasa a primeras planas, por una parte, por esa necesidad de escándalo, por el amarillismo que desgraciadamente está muy enraizado en nuestra cultura, porque es un instrumento para desestabilizar al gobierno, para distraer la atención pública de las cosas importantes y centrarlas en lo superficial.
Hay que hacer una crítica a los medios, que están agigantando algo que debía ocupar un lugar insignificante, mínimo, por lo ridículo que es y no convertirse en el centro de la actualidad de un país que tiene problemas muchísimo más importantes y profundos.
¿El presidente Humala es víctima de su hermano Antauro?
Yo creo que (el presidente Ollanta Humala) es víctima de Antauro, y que aparte del exhibicionismo, que clarísimamente lo motiva, lo motiva también el hecho de hacer daño a su hermano, no sabemos si es envidia, si es emulación, pero clarísimamente quiere hacerle mucho daño, trabaja de una manera que es muy innoble porque el presidente lógicamente es alguien que respeta y quiere a su familia, y está un poco maniatado, no debería estarlo, porque claramente allí Antauro Humala está prestándose de instrumento a los enemigos del gobierno que son también los enemigos de la democracia.
Son gentes que quieren desestabilizar a este gobierno precisamente porque lo está haciendo bien y yo creo que porque no acaban de aceptar la derrota que recibieron en las ánforas en las últimas elecciones.
EL FUJIMORISMO
A 20 años del 5 de abril de 1992, ¿qué opina del autogolpe de Fujimori?
Yo no me metí con el gobierno de Fujimori después de la victoria, que fue legítima, la acepté, y me callé la boca y me fui a  trabajar y a escribir; y el 1992, solamente porque hubo un golpe de estado, y yo estoy contra de los golpes de estado, comencé a criticar lo que me parecía una tragedia para mi país y lo hice durante todo el tiempo de la dictadura como lo he hecho con todas las dictaduras que ha padecido el Perú desde que yo tengo uso de razón, todas las dictaduras yo las he criticado y las he combatido.
Tocaré madera, espero que no vuelva a haber ninguna más, pero si hubiera alguna más mi actitud será exactamente la misma, creo que cada vez es más difícil que eso ocurra, precisamente porque hay consensos democráticos muy amplios, pero cuando uno ve la campaña que hay montada contra Ollanta Humala uno se da cuenta que quedan todavía unos residuos de lo que llamaríamos el fascismo peruano.
¿Qué es el fascismo peruano?
Ese sector de peruanos que prefiere que haya un hombre fuerte, que haya un gobierno militar, que aplique el palo, que tire balas para poner orden, que cree que es a través de eso que se puede conseguir estabilidad y desarrollo, es una visión de gente inculta, ciega y fanática, porque cada vez que nosotros hemos tenido el hombre fuerte que pega palos y pega tiros el Perú ha retrocedido, el Perú se ha enconado, la división ha sido muchísimo mayor, y el resultado ha sido no el progreso sino una violencia social terrible; pero yo creo que son una minoría, desgraciadamente muy poderosa, tiene medios que le permiten llegar al gran público, que utilizan con una irresponsabilidad casi delictiva, en algunos casos, pero creo que estadísticamente son una minoría y una minoría cada vez más insignificante, que irá desapareciendo poco a poco a medida que el Perú progrese y que la cultura democrática avance en nuestro país.
¿Por qué fue una tragedia para el país el autogolpe del 5 de abril de 1992?
Fue una tragedia para el Perú y quien destruyó la legalidad fue un criminal (Alberto Fujimori), un criminal que afortunadamente está pagando ese crimen, yo no creo que haya un delito más grave que destruir un sistema democrático que le ha permitido a uno llegar a la primera magistratura de la nación, para eso no puede haber perdón. El señor Fujimori subió democráticamente al poder con los votos de los peruanos y destruyó el sistema que lo llevó al poder, y tuvo apoyo popular para el golpe de estado; eso habla mal de los peruanos y muestra su cultura política, muestra su ceguera respecto a lo que es el efecto de una dictadura sobre la vida social.
Nosotros lo hemos pagado: hay miles de familias que sufren las consecuencias de esa dictadura genocida y probablemente la más corrupta que ha tenido el Perú en toda su historia, fuimos el hazmerreír del mundo cuando Fujimori y Montesinos saqueaban el país de la manera más absolutamente inescrupulosa, y cuando se cometían las violaciones a los derechos humanos que fueron un escándalo internacional. Esa etapa ha quedado atrás, pero hay que estar seguros de que esa etapa no va a volver y para eso hay que salir a enfrentarse a quienes quieren desestabilizar esta democracia y clarísimamente por la nostalgia que tienen de ese régimen de violencia en el que desafortunadamente muchas personas y muchas empresas medraron, ¿no?, eso es lo que explica esa nostalgia.
Es una minoría que se va encogiendo porque tengo  la impresión de que la cultura democrática ha echado raíces y lo que hay que hacer es cultivarla, fortalecerla, para que no vuelva a desplomarse nunca más.
El analista político, Julio Cotler ha afirmado que a 20 años del 5 de abril somos una sociedad post-Fujimori ¿qué opina de esa afirmación?
Creo que Julio Cotler tiene razón, somos post Fujimori en dos sentidos, por una parte nos hemos librado del terrible experimento que fue una dictadura corrupta y genocida pero, por otra parte, el fujimorismo está todavía muy presente, tiene un núcleo duro, que está muy arraigado,  con mucho poder económico, porque no hay que olvidarse que ellos robaron muchísimo y están muy presentes en los medios, tienen influencia política porque tienen una capacidad de soborno muy grande, pero no pueden ganar una elección.
El resultado que obtuvo Keiko Fujimori fue absolutamente excepcional y como ha ocurrido con todos los partidos políticos nacidos de dictaduras: el sanchezcerrismo, el odriísmo, el velasquismo… el fujimorismo va también a seguirse encogiendo hasta extinguirse del todo…pero todavía está allí y puede jugar un papel de sabotaje, de minar la vida democrática del Perú.
Lo vemos hoy día en los órganos de prensa fujimoristas que combaten ya no al gobierno sino a las instituciones democráticas.
¿Cómo ve el periodismo en Perú?
El periodismo nunca se ha recuperado de lo que significó el velasquismo. Cuando Velasco capturó todos los medios de comunicación, el periodismo sufrió un envilecimiento increíble, una mediocrización enorme. El viejo periodismo quizás no era muy progresista, quizás conservador, hasta reaccionario, pero tenía niveles de calidad, de respeto de las formas, eso se perdió y se introdujo la inmundicia, el libelo, el insulto, el escándalo, las peores formas del amarillismo.
Si bien los periódicos y las televisiones volvieron a sus propietarios, quedó ese lastre moral y cultural del que nunca nos recuperamos del todo. En los años de la dictadura Fujimori lo hemos visto en la manera en que la prensa se plegó con un servilismo increíble a la dictadura, en las campañas electorales, en la poca independencia y neutralidad. Lo hemos visto en la cantidad de los periodistas que por ser decentes  y por ser independientes han sido echados de sus puestos; bueno, tú has vivido eso desde adentro y lo conoces más que nadie. En ese sentido, el periodismo está muy rezagado en comparación con otros países, como Chile, por ejemplo, donde hay un periodismo muy moderno y eficiente, y mucho más independiente que el periodismo que se ejercita en el Perú. Creo que es una de las deficiencias de nuestro sistema democrático, hay una gran necesidad de que el periodismo se modernice y que haya un respeto a la diversidad, a la independencia del criterio de los periodistas, y también en el respeto de las formas, porque la manera en que el periodismo insulta y calumnia en el Perú es verdaderamente vergonzosa.
A propósito del libro de Carlos Flores Lizana, ¿el arte está saldando la deuda con la memoria de lo que ocurrió en el conflicto interno?
No, todavía los peruanos no estamos haciendo justicia con las víctimas, todavía hay reticencias para reconocer que se vivieron injusticias atroces y que el Perú debería de alguna manera desagraviar a las familias que perdieron padres, hijos y nietos que se quedaron en la ruina y el desamparo total. Es un libro muy interesante porque no es político, es alguien que simplemente fue a llevar a cabo una tarea pastoral y se encontró con el infierno.
Da cuenta de ese error que es una herida sangrante en miles y miles de hogares y los peruanos que no hemos padecido eso tenemos una obligación moral con esas víctimas.
¿Cómo fue el papel de la Iglesia en la época del terror?
Desgraciadamente el papel de la Iglesia fue un papel en el que cabían actitudes muy contradictorias. Por una parte, hubo religiosos como Flores Lizana, sacerdotes, monjas, cristianos de los organismos de base que desarrollaron una labor admirable y heroica; y hubo una jerarquía -no toda necesariamente pero sí alguna- como la que él denuncia, que dio la espalda a toda esta violencia, y que incluso respaldó los crímenes que se cometían en la represión contra el crimen que representaba Sendero Luminoso. En ese sentido, también el testimonio es muy interesante de cómo prevaleció en cierta jerarquía de la Iglesia el criterio político sobre el criterio religioso y espiritual.
¿Cree que esa jerarquía eclesial pueda tomar la Universidad Católica?
No creo que vaya a ocurrir. La Universidad Católica es una universidad de católicos pero no de fanáticos; de católicos democráticos, abiertos, que piensan que el catolicismo puede coexistir con libertad de cátedra y con la libertad de opiniones. La defensa de la Universidad Católica nos interesa a todos los peruanos, porque la Universidad Católica es una gran universidad, es una de las pocas universidades que podemos llamar gran universidad a nivel internacional, sería terrible que el fanatismo y la intolerancia suprimieran toda esa diversidad intelectual.
¿Cuán lejos está el Perú de ser un estado laico?
Esta lejos todavía, porque la cultura de la libertad es una película muy superficial todavía en el Perú. Es muy difícil para muchos peruanos entender que una cultura laica no es una cultura que está contra la Iglesia.
La defensa de la laicidad del Estado garantiza la diversidad. No debemos permitir que las religiones se identifiquen con el Estado y lo controlen porque las religiones no son democráticas, tienen verdades absolutas que no admiten controversia o rechazo, como por ejemplo, para la Iglesia no hay aborto terapéutico, no hay matrimonios gays y no hay una política más sensata para la legalización de las drogas.
EL ESCRITOR Y LAS ELITES PERUANAS
¿Cómo es su relación con las elites en América Latina?
Yo defiendo cosas que la elite suele defender también, como el mercado libre, la empresa privada, la propiedad privada, pero para mí eso es inseparable de la defensa de la democracia y de la libertad, y muchas de esas elites latinoamericanas no son democráticas sino más bien autoritarias y creen en el hombre fuerte y apoyan a las dictaduras.
Allí yo tengo enfrentamientos constantes y sobre todo en el Perú, la elite peruana estuvo conmigo cuando yo me opuse a la nacionalización de la banca y organicé manifestaciones populares porque pensé que la nacionalización de la banca iba a ser una catástrofe económica para el Perú e iba a acabar a la democracia.
Pero cuando yo ataqué a la dictadura de Fujimori cuando cerró el Congreso e impuso una constitución, la elite, que estaba muy contenta con la dictadura, pues comenzó a atacarme con ferocidad; en la última elección, cuando dije que era una locura votar por la hija de un dictador que estaba preso por ladrón y por asesino, la elite peruana, que estaba con el dictador preso y asesino pues me atacó y me bañó de mugre, pero a mi no me importó.
Lo que yo defiendo, que es una posición democrática  y liberal, es la que poco a poco se está imponiendo. Afortunadamente en el Perú esa elite anticuada, obsoleta y autoritaria está quedando más obsoleta y más marginada porque hay una clase media emergente más democrática y en buena hora, porque representa un progreso para el Perú.

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